jueves, 10 de enero de 2008

Tratamiento para el acné

La forma clínica y la severidad de la enfermedad, las circunstancias sociales del paciente, la edad, el sexo y la vivencia de la enfermedad por parte del paciente, son factores a tener en cuenta antes de establecer una pauta terapéutica. La personalidad del médico es un factor que también influye a la hora de decidir un tratamiento.

En primer lugar, deben tenerse en cuenta unas normas básicas, como son:


· Explicar al paciente con claridad la naturaleza de la enfermedad. Es importante resaltar que cualquier tratamiento requiere un tiempo prolongado para actuar.

· Detectar los factores agravantes o predisponentes, y suprimirlos en la medida de lo posible.

· Prohibir la manipulación de las lesiones.

· Realizar una buena limpieza e higiene cutánea, que no debe ser excesiva.

· Evitar el uso de cosméticos (cremas, geles, lociones, maquillajes, etc.) en la medida de lo posible.

· Calmar la ansiedad del paciente, pues muchas veces es un factor agravante.



Una vez tomadas las consideraciones básicas, se elegirá un tratamiento y se establecerá una pauta para el mismo. Para el tratamiento del acné se dispone de diversos productos tópicos y medicaciones sistémicas y, en ocasiones, puede requerirse alguna modalidad quirúrgica terapéutica.

Tratamiento tópico del acné

· Peróxido de benzoilo. Es uno de los preparados más eficaces, que tiene acción desinfectante, y una acción comedolítica moderada. Se dice que es sebostático y antiinflamatorio. Su aplicación tópica puede producir eritema y descamación, y a veces irritación evidente.

· Antibióticos tópicos. Se utilizan por su capacidad frente a P. acnes. Además, tienen un efecto antiinflamatorio directo. Sin embargo, no actúan sobre la obstrucción del folículo ni sobre la excreción sebácea. Su aplicación apenas presenta efectos secundarios. Los más utilizados son clindamicina y eritromicina.

· Retinoides. Son derivados naturales o sintéticos de la vitamina A. Su principal acción es comedolítica, facilita la descamación de la queratina y evita la formación del tapón córneo. No tienen acción antibacteriana ni reducen la producción de sebo. En las primeras aplicaciones suelen producir eritema, descamación y tirantez de la piel. Estos síntomas se incrementan en climas secos, fríos y con la exposición solar. Por último, dado el efecto teratogénico de todos los retinoides, debe evitarse su utilización en mujeres embarazadas o en edad fértil con intención de concebir. Los más utilizados por vía tópica son ácido retinoico, isotretinoín y adapaleno.

Tratamiento sistemático del acné

El tratamiento sistémico del acné está indicado en las formas intensas, inflamatorias o severas. Los fármacos de que disponemos actualmente son los siguientes:

· Antibióticos orales. Ejercen su acción en las formas inflamatorias a través de sus propiedades bacteriostáticas o bactericidas sobre el P. acnes. También disminuyen la inflamación de los folículos, impiden la quimiotaxis de los neutrófilos y reducen la cantidad de ácidos grasos del sebo. Sin embargo, no evitan la excreción sebácea, ni alteran la composición del sebo. Se emplean las tetraciclinas, eritromicina y clindamicina.

· Retinoides. La introducción del isotretinoín para el acné en 1982 ha supuesto una revolución terapéutica en esta enfermedad. El isotretinoín es un retinoide derivado de la vitamina A. Su potencial terapéutico radica en la capacidad de reducir significativamente la excreción sebácea, la obstrucción del conducto y la inflamación. Es la única medicación potencialmente curativa del acné, y prácticamente el 100% de los acnés responden totalmente, o casi totalmente, con isotretinoín, aunque su indicación actual es en acnés severos y resistentes a tratamientos convencionales. Por su elevada toxicidad, efectos secundarios y riesgo de malformaciones fetales en las mujeres embarazadas, es un medicamento de prescripción única por el dermatólogo, quien debe realizar los estudios necesarios antes y durante el tratamiento.

· Tratamiento hormonal del acné. El objetivo es el bloqueo de la acción de los andrógenos a nivel periférico, es decir, en la sangre circulante. No es necesario que las pacientes tengan alteraciones hormonales detectables. El tratamiento se utilizará solamente en mujeres en edad fértil. El más utilizado es el acetato de ciproterona, que habitualmente se asocia a estrógenos (sobre todo etinilestradiol), con lo que ejerce un fenómeno aditivo beneficioso, pues inhibe la ovulación y la producción de andrógenos ováricos y progesterona, además de actuar como anticonceptivo.

Tratamiento quirúrgico

La mayoría de los procedimientos van encaminados al tratamiento de las cicatrices y lesiones residuales, o para ayudar a mejorar las lesiones activas del acné. Pueden emplearse, entre otros, la extracción de los puntos negros y blancos, y el drenaje y extirpación de las lesiones quísticas.

0 comentarios:

Design konnio.com