jueves, 10 de enero de 2008

Tratamiento para las cicatrices del acné

Las cicatrices que se producen tras el padecimiento del acné son el resultado de la reparación del proceso inflamatorio del folículo de la piel, que es el principal afectado en esta enfermedad, y de acuerdo con su aspecto, pueden clasificarse en:



· Cicatrices maculares superficiales. Se producen cuando se afecta sólo la capa más superficial de la piel y se manifiestan como pequeñas máculas o manchas de color rojizo en el primer año, que luego suelen pigmentarse, sobre todo en personas de piel morena y se tornan de aspecto más oscuro o marrón. Para su tratamiento suele ser suficiente la aplicación de ácido glicólico o retinoico, y a veces peelings superficiales, siempre bajo la supervisión de un especialista.

· Cicatrices dérmicas profundas, en las que la reparación no ha sido eficaz y se forman tractos en la piel con múltiples canales, semejantes a una madriguera. En estos casos es preciso un tratamiento quirúrgico de la cicatriz, muchas veces complicada, ya que suelen requerir varias técnicas, siendo a veces preciso, incluso la inserción de injertos de piel.

· Cicatrices con atrofia grasa. Son secundarias a acnés quísticos, donde el proceso de reparación ha afectado a las capas más profundas de la piel, formando depresiones, a veces importantes, que adoptan la forma de una especie de surco, como las marcas de unos esquís. No existe una sola técnica de tratamiento para este tipo de cicatrices (cirugía con elevación de la piel, mediante injertos, láser, etc) y hay que considerar que, en la mayoría de los casos sólo se consigue el cambio de una cicatriz por otra, de aspecto más aceptable. Ninguna técnica es mejor que la otra, cada una tiene sus indicaciones y con la combinación de todas, se consiguen los mejores resultados.

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